Baile de dos
Los anillos son piezas que te enamoran con solo mirarlas una vez ¿será el brillo de la piedra preciosa o el significado que cada pareja le da? En el blog de hoy, Ana nos cuenta la historia de cómo encontró el amor mientras cumplía su verdadero sueño.
El baile es mi pasión desde que tengo memoria por el simple hecho de ser una de las maneras más bellas para expresarse. Desde los 3 años mi mamá me metió a clases de casi todo lo que se podía bailar, desde ballet hasta regional pero yo sentía que todavía no encontraba el estilo que dijera “esta soy yo”. Cuando entre a la preparatoria deje el baile y empecé a ser un poco más rebelde pero nada del otro mundo, son etapas por las que pasan los adolescentes cuando todavía no saben quién quieren ser en un futuro.
Recuerdo que sentía desesperación porque extrañaba mucho bailar pero también tenía la presión de escoger una carrera, cuando mi verdadero sueño era hacer lo que me hacía feliz, bailar. Recuerdo que una tarde quedé de ver a mi mejor amiga, llegó a mi casa y sacó de su bolsa el folleto de una academia de baile contemporáneo y me dijo que debería intentarlo antes de que fuera muy tarde, así que al día siguiente me acompañó a pedir informes y a las dos horas ya estaba inscrita porque me enamore de todo el programa.
Fue mi primer día de clases cuando todo cambió, al llegar nos hicieron presentar como es típico de todas las escuelas para que nos conociéramos entre todos, de pronto un chico con ojos hermosos llamado Julian, empezó a hablar mientras me veía a los ojos y yo sentía millones de mariposas. Al final de la clase, se acercó para presentarse, me dijo que nunca había visto una niña tan bonita y que bailara tan bien y para ser verdad, yo también quedé sorprendida, pues tiene una manera muy especial de conectarse con sus sentimientos.
Pasaron los meses y Julian y yo cada vez nos sentíamos más unidos, era innegable que entre nosotros había algo, por lo que me armé de valor y le pregunté si quería salir conmigo como algo más que amigos. A partir de ese momento nos convertimos en un equipo y en la mejor pareja de baile, verlo bailar era una dicha pero bailar con él siempre será inexplicable. Bien dicen que el tiempo vuela y de un día para otro, él y yo estábamos celebrando nuestro aniversario de 5 años.
En aquella cena me dijo que era la mujer de sus sueños, que nunca había conocido a alguien tan maravilloso y que quería pasar el resto de los días conmigo, sacó de su pantalón una caja y me obsequió un anillo de promesa que en un futuro sería sustituido por uno de compromiso. Para nosotros es una pieza muy especial, ya que es el símbolo de cómo vemos el amor, el trabajo de pareja para cumplir nuestros sueños juntos y las ganas que tenemos de casarnos en una ceremonia junto a nuestros seres queridos.