El amor es como las plantas, si no se riega, se seca.
Así es la vida de pareja, única y con cuidados específicos, están las independientes y que no requieren de grandes expresiones de afecto, para conocer lo que el otro siente. Pero también se pueden encontrar las que, con pocas horas de no estar juntos, demuestran su nostalgia.
Cada dupla de amantes es diferente y ahí la importancia de conocer a tu compañero de vida a la perfección, para no marchitar el vínculo que los hizo ser. Entender lo que le gusta, su forma de expresar las cosas, la manera de calmar las tormentas que lo azoten y el apoyo para que se vuelva a levantar ante el fracaso.
El secreto está en los detalles
Ser detallista, ya sea en pequeña escala, con un simple beso de buenos días, o una comida especial de vez en cuando. O en una escala más amplia, pero quizá menos frecuente, con algún viaje o un regalo sin motivo alguno.
Si están chapados a la antigua, escribirse cartas, aunque vivan en el mismo espacio, tomar largos paseos sin rumbo alguno y dejar que la vida dicte el plan de la velada. Dedicarse canciones por el mero hecho de recordar al otro con esa melodía o mandar un mensaje de texto sólo para recordarle que le amas. El secreto está en plasmar esa sensación de alegría y goce, que te hace sentir la otra persona en los pequeños detalles de la vida, esos que pasan casi desapercibidos, pero que ante el ojo clínico, llenan de magia el alma. Las opciones son infinitas, pero a su vez deben ser las que sean del gusto del ser que amas, para conseguir que su respuesta sea siempre la más sincera.
Regar de más, ahoga
Sin embargo, así como demostrar afecto es de vital importancia, hacerlo de una forma exagerada y en cada momento y aspecto de la vida, va a ahogar su relación. Los va a llevar al hastío, al cansancio o incluso a una sensación de fracaso, si en algún momento no pueden mantener el ritmo de los regalos o las expresiones de afecto.
Al igual que todo en este mundo, el sentimiento debe de tener una medida justa, ni poco para caer en el desinterés, ni mucho para colapsar hostigado. Y volvemos al punto de partida, la importancia de conocer a tu pareja y conocerse como pareja, entender su funcionamiento y necesidades particulares.
Porque al igual que en los invernaderos, no se puede tratar de la misma manera a las cactáceas, que pueden soportar el clima inclemente del desierto y que necesitan pocas atenciones, para crecer espectacularmente. Que a una orquídea, que requiere de sustratos especiales, riego calendarizado y cualidades atmosféricas precisas, para simplemente mantenerse viva.
Al final del día, cada relación es un jardín que puede ser de la misma especie o variado, pero que depende de la atención adecuada para ver florecer, a más de una generación de nuevos brotes.
Dejar un comentario